Me encanta como escribe Ana Ribera. Y me ha encantado el libro. Aunque antes de leerme este libro ya había leído su nombre alguna vez, yo sólo la concía como Molinos, la autora del blog Cosas que me pasan. Y cuando digo autora en vez de bloguera es porque yo era bloguero (y parece que vuelvo a serlo), es decir escribía sin ningún arte en un blog para que lo leyeran mis amigos y algún que otro despistado que llegaba quién sabe cómo a mi blog. Ana Ribera no es bloguera, es escritora. Seguramente no vive de la literatura pero crea literatura con letras mayúsculas y este libro lo demuestra.
Hace un tiempo ví su charla de TED sobre la depresión que sufrió y me abrió bastante los ojos. En diciembre hablando con Sascha (que tuvo/tiene una depresión) le hablé de este libro y solo con traducirle el título al alemán ya me dijo que quería leérselo, pero claro, solo está en español, así que no puede.
Sascha, Dani, Ana, Jana, Laura (tres Lauras diferentes que ni siquiera se conocen entre sí) son solo algunas de las personas de mi círculo más cercano que tienen o han tenido depresión. Si bien cada depresión es diferente, igual que cada cáncer es distinto o cada rotura de ligamentos es individual, decidí que quería leerme este libro para intentar comprender un poquito por lo que están o estaban pasando. Me lo he leído para no cagarla. Y en parte para prevenir.
Yo no entiendo la depresión de otra persona, no sé lo que siente, lo que piensa, no puedo imaginar lo frágil que se siente, el miedo que tiene, su anisedad y los terrores que la paralizan por completo. Puedo creer que me acerco a saberlo porque yo he pasado por ahí, pero en realidad no lo sé.
Además de con ese párrafo me quedo con muchísimos más del libro. He subrayado algunas palabras o frases de casi cada capítulo (y no solo en relación a la depresión) y yo NUNCA señalo nada en los libros, es más no me gusta ni doblar las esquinas de las páginas en plan marcapáginas.
Es un libro que he devorado (me lo he leído entres sentadas); que quería leerme (me dí prisa en terminarme "Liebe in Zeiten des Hasses" para poder empezar éste) y que me volvería a leer otra vez y otra vez y otra vez. Me ha marcado como me marcó "La ridícula idea de no volver a verte" de Rosa Montero y creo que ha sido porque en ambos casos es literatura que sale de dentro, es literatura que no se piensa, que se siente.
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