martes, 19 de julio de 2022

El médico de Córdoba, de Herbert Le Porrier

 Siempre es un placer ir a la Librería Luque, la librería más antigua de Córdoba y posiblemente la única librería generalista independiente de la ciudad. Cuando estuve en Córdoba en Navidad fue varias veces a la Casa del Libro y no es lo mismo. Además en la Luque tienen muchísimos libros sobre Córdoba, y este fue uno de los que me compré porque me he dado cuenta de que se me llena la boca hablando de ilustres cordobeses como Averroes, Maimónides o Ibn Zaydún, pero apenas sé nada de ellos.

El médico de Córdoba cuenta en forma novelada parte de la vida de Maimónides, desde su niñez en Córdoba hasta su vejez en El Cairo, pasando por todo un periplo de viajes por el norte de África y Oriente Medio. La verdad es que me ha gustado bastante. Es más, he estado el fin de semana en Berlín con Jörg y no he leído solo en el tren, también en algunos ratos libres en el hotel. 

Estoy seguro de que en algún momento, por un periodo de tiempo no demasiado largo, la leyenda de las tres culturas viviendo en paz y armonía en Córdoba (o mejor dicho, no maltratándose demasiado las unas a las otras) pudo ser verdad. En este libro se muestra desde una perspectiva muy personal qué pasó cuando se rompió ese equilibrio y la gente dejó de convivir. 

Es un libro sobre la vida de Miaimónides y él no fue sólo médico, sino también filósofo e hijo, nieto y descendiente de rabinos, estudiosos de la Torá. Por eso parte de su filosofía se plasma en este libro. Pero a mí no se me ha hecho pesado en absoluto; es más, la parte más personal y de aventuras sobrepasa con creces la parte filosófica del libro.

El libro tambén es un elogio a Córdoba, como yo pensaba que solo podía hacer alguien de la ciudad, pero el autor es francés (nacido en Ucrania) y describe Córdoba de una forma que a mí me ha llegado dentro.

Fuera de allí, en ninguna parte he vuelto a encontrar el gusto de aquel aire, el sabor de aquel agua, aquel dorado del cielo y aquella dulzura de la sombra. (...) Córdoba, mi ciudad, la he amado y odiado con un mismo ánimo, la lloro por mí y por ella. Córdoba no se explica, no se describe; habría que haberla sentido como yo la sentí cuando mis sentidos se despertaron, habría que haberse bañado en ella como yo lo hice. 

Sin embargo hay una parte que me ha dejado loquísimo y que a lo mejor tiene que ver con el paso del tiempo, pero que desgraciadamente hoy día no es así, sino al revés.

Córdoba tenía muchas ventajas con respecto a Granada, donde seis meses de invierno alternaban con seis meses de infierno.

Lamentablemente y por mi experiencia en Córdoba alternan cinco meses de primavera con siete meses de infierno. Al invierno en Córdoba ni se le ha visto, ni se le espera. Y más ahora que ya no estoy acostumbrado al clima cordobés.

Cuando los almohades llegaron a Córdoba la familia Maimóndes tuvo que exiliarse y de eso yo algo sé. Es verdad que nadie me ha expulsado de mi casa, es verdad que no he huído de ninguna guerra o de una persecución; pero sé lo que significa irse, estar lejos de las raíces y de la familia. Y aunque si bien a la larga no es fácil, al principio hay más euforia que otra cosa, como cuando yo me fui a Berlín, como cuando Maimónides salió de Córdoba pensando que regresaría.

Si bien la amenaza del destierro es necesariamente agobiante, el estado de desterrado no está exento de cierta euforia. Sólo se conoce un presente y se supone un futuro, prescindiéndose de todo lo vivido anteriormente (...). Y así el destierro se abre en una repentina libertad de promesas y esperanzas, como fue mi caso.

Y en algunas partes es también crítico con una sociedad que mucho me temo que no ha cambiado en todos estos siglos que han pasado desde entonces.

Éste es el pueblo más generoso de la tierra, a condición de que no estés necesitado. Sólo te ofrecerán lo que puedas procurarte por ti mismo. Sé ilimitado y se te considerará sin restricción. Pobre y débil, te despojarán hasta el hueso.

Por último me quedo con otra cita del libro que trata sobre el judaísmo, pero que en mi caso yo la aplico al extranjerismo, a la otredad.

Amigo mío, si no eres judío, no pudes comprender; si lo eres ¿qué te voy a explicar?

Me he leído el libro en más o menos una semana y eso que he estado tres días de viaje y uno enfermo con Corona. Lo recomiendo de todas, todas.

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